Un cráneo humano de hace 1,8 millones de años y estupendamente
conservado emerge hoy a la luz oficialmente para entrar directo a la
historia de la paleontología. Ha sido hallado en Dmanisi, Georgia, un
yacimiento en el que se han ido desenterrando en las últimas dos décadas
los fósiles de los hasta ahora más antiguos homínidos fuera de África.
Es un cráneo de hombre adulto, con un cerebro pequeño, muy primitivo,
arcos protuberantes en la frente, una mandíbula grande con buenos
dientes y voluminosos músculos de masticación; el individuo sería de
baja estatura pero su cuerpo tendría ya las proporciones del hombre
moderno, con piernas largas y brazos cortos. Sufría artritis en la
mandíbula y tiene una zona fracturada y curada, quien sabe si de un
accidente o de una pelea. Los científicos, tras cinco años de estudio
exhaustivo del cráneo, el número 5 de Dmanisi y aún sin apodo para
reconocerle fácilmente, dicen que es una forma muy primitiva de los
primeros Homo, de la misma especie que los encontrados en África de hace
poco más de dos millones de años. Algunos respetados paleontólogos que
lo han visto lo califican ya de "fósil icono". Por su edad (casi el
doble de años, por ejemplo, que los individuos más antiguos de
Atapuerca) y sus características, el número 5 de Dmanisi se sitúa justo
en el torbellino del debate sobre el origen evolutivo del género Homo.